En esta entrada pretendo reflexionar sobre las funciones del profesorado, relacionando las enunciadas en la actual ley educativa (art. 91 de la LOMCE) y después de haber visto las experiencias llevadas a cabo por profesores de Centros de 2ª oportunidad, como el de la Fundación Tomillo que podemos apreciar en el video de esta entrada.
Está claro y expresmente enunciado una serie de funciones que yo las clasificaría en dos grandes grupos. Uno de los grupos, de carácter "académico", como pueden ser las que van desde la programación, la docencia, la evaluación; digamos que serían las funciones que tradicionalmente asociamos con la "enseñanza". En el otro grupo de funciones, identificaría aquellas que están más relacionadas con la tutoría (que también exige su propia programación), la acción tutorial y la orientación; este grupo digamos que lo identificaría más con la Educación, término este, mucho más amplio y complejo que el de la enseñanza. Evidentemente, esta "clasificación" la realizo con el propósito de visualizar más claramente las diversas funciones que se espera que cumplan los docentes, pero, llevadas a la práctica, entiendo que deben ir "de la mano", ya que me parece más o menos estéril, a día de hoy y en un ámbito educativo, plantearnos la una independiente de la otra.
Creo que los Centros de segundas oportunidades, tienen su razón de ser como respuesta a los estrepitosos fracasos de toda la sociedad, pero puntualmente también del Sistema Educativo, muchas veces encorsetado en unas normas y en unos "usos" extremadamente rígidos. A veces, si uno se para a reflexionar sobre todos los Planes y Proyectos que en teoría están funcionando y están previstos para "atajar" y dar respuesta a toda una serie de problemas, me pregunto ¿cómo puede ser que exista tanto problema de fracaso y de abandono escolar? Es ahí cuando pienso que muchas veces, por un lado, si bien pareciera estar todo previsto para dar las respuestas oportunas, éstas no llegan o no se concretan, y por otro lado, también es cierto que se pide del Sistema una respuesta educativa que es contradictoria con todo el contexto social que le rodea.
En conclusión, creo que como docentes, tenemos que estár mucho más preocupados por nuestra acción educativa que por el hecho concreto de pretender "enseñar" unos contenidos determinados. Creo que tenemos que afrontar nuestra labor con una gran dosis de flexibilidad y amplitud de miras, éstas últimas más enfocadas a los "grandes fines" que a los objetivos concretos de nuestra programación. Creo más, que cualquier área del conocimiento, cualquier "asignatura" o "materia" debe ser más un "pretexto" que un fin en sí. Me preocupo cuando me sorprendo a mí mismo pensando en la "importancia" de lo que debo "enseñar", en lugar de preocuparme por cómo voy a hacer para educar.
Ánimo, colegas!!
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